Esta semana os traigo una entrada bastante diferente a las habituales. Aunque sigue siendo de temática nocturna y usa la iluminación con flash que empleo habitualmente en la mayoría de mis fotografías, en esta ocasión lo que cambia radicalmente es el paisaje y los cielos que pueden verse desde allí. Aprovechando que íbamos a pasar una semana de relax en la isla de Tenerife, no pude dejar escapar la oportunidad para escaparme un par de noches al parque nacional del Teide y disfrutar de sus cielos oscuros repletos de estrellas. Además en esta ocasión parece que la suerte estaba de mi lado, pudiendo aprovechar durante mi estancia la luna nueva y los tajinastes rojos luciendo en todo su esplendor. ¿Que mas se puede pedir? Pues que la calima desapareciera completamente.
La semana anterior a mi viaje y durante las dos primeras noches una ola de calor azotó las islas y la mayor parte de la peninsula. En las canarias esto suele ser sinónimo de calima, y en esta ocasión no podía ser menos. Unos cielos sin nubes pero llenos de polvo nos recibieron nada mas aterrizar al norte de la isla. Pero la predicción decía que pronto quedarían los cielos limpios y así fue. El lunes, con los cielos despejados y luna nueva cargué todos los trastos y me presenté a los pies del Teide. Llegué algo justo de tiempo y no pude disfrutar como se merece el mar de nubes que atravesé durante la subida ni del atardecer. A cambio, un cielo negro como no había visto ninguno y plagado de estrellas me esperaban aquella noche. Con la pertinente ropa de abrigo y tras localizar un grupo de tajainastes me dispuse a buscar su mejor cara y a esperar que nuestra galaxia hiciera acto de presencia.
Normalmente para las esperas es aconsejable llevarse además del móvil, una tablet o algo similar (buena comida). En este caso no hizo falta nada. Estar hay arriba, en completo silencio y oscuridad, observando la maravilla de la que nos privan todas las noches las luces a los que vivimos en pueblos y ciudades no tiene precio. Una cantidad enorme de estrellas brillantes cubriendo todo el cielo hasta el horizonte es algo que pocas veces puede disfrutarse, pero aquella noche tocaba hacerlo. Uno podría pasarse horas tumbado con la única compañía de una manta observando las constelaciones y cuerpos celestes con total claridad.
Puntual a su cita, a eso de las 23:30 la vía láctea empezó a asomarse por el horizonte. La silueta que se ve al fondo de esta imagen pertenece a montaña de Guajara, que con sus 2.718m (justo 1.000m menos que el Teide) es la montaña mas alta de las que conforman el circo de las cañadas. Y que mejor fondo para este espectáculo que dos ejemplares de tajinaste rojo? En esta imagen pueden verse dos de las maravillas de canarias, su flora endémica y sus cielos.
5D, 14mm, f2.8, iso 3200, 34 seg.
En esta ocasión se seleccionó un balance en la cámara de 3200K para teñir de azul el cielo, colocando en el flash el correspondiente gel CTO para iluminar con luz blanca los tajinastes. Para intentar captar el espectáculo que había sobre mí, y procurando registrar el mayor número de estrellas posibles, abrí el diafragma al máximo y utilice un iso elevado. En este caso f2.8 e iso 3200 fueron los valores elegidos, que junto a una velocidad de 34 segundo harían aparecer fijas las estrellas en el cielo. No quiero pensar lo que se puede llagar a hacer aquí con una cámara moderna y sus valores iso estratosféricos. A pesar de ello estoy muy contento con los resultados, y aunque mi cámara es del 2005 que en esto de la tecnología es como la prehistoria, todavía me da buenas satisfacciones.